jueves, 27 de agosto de 2009

Historias del trayecto III: Quince minutos de paz verde


Una noche más en el andén, de esas en las que uno detesta permanecer en la intemperie, sin tener idea de lo que realmente esto significa. Los tacos cumplen más de medio dia de calzados, y empiezo a cansarme del sonido seco provocan al chocar sobre la piedra. Pero no soy la única que se jacta de lo mismo: hace ya cinco metros que me disculpé gestualmente, poniendo mi peor cara de buena vecina al haberlo desconcentrado, pestañear y levantar el mentón para mirar. Lo que el no sabía es que me había empezado a gustar dos metros más atrás. Al aproximarme, no perdí oportunidad y me senté al lado; crujiente, me botoneó la madera húmeda del asiento y percibí seguir molestándolo, aunque mi pericia visual me dijo lo contrario...con una mirada así bastó para negarlo. Como es usual, procedí a "radiografiarlo": Toppers color mugre, jeans cortados con los dientes, campera de lana tejida en el tono que tiene la crema cuando comienza a mezclarse con el café y el detalle; un morral negro con la calcomanía de Greenpeace.Nada podía ser más perfecto... ah! si, su barba de cinco días con reflejos rojizos a la altura de los pómulos...
Fin de la perfección: Se bajó en Pueyrredón, por primera y última vez ante quien tipea. De nada sirvió la tensión de compartir asiento hasta dentro del tren...

No hay comentarios:

Publicar un comentario