martes, 11 de agosto de 2009

Momentos (Parte dos, con dedicatoria a quien aportó correcciones )





No hay mucha luz que me ayude a diferenciar lo que teníamos puesto, pero no deja de ser un lindo juego ese de manotear la alfombra.
Despertarse en un telo, desayunar y ver que del otro lado de la mesa sigue estando el mismo energúmeno con el que debatía en la clase de lengua, es un hecho que no deja de sorprenderme. Te miro, te admiro y te sigo mirando y me pregunto cuántos encuentros más nos quedarán... al menos en esta vida.
Está todo bien, si notás que me tildo y tardo en responderte, o esquivo una mirada llevando la vista a esa alfombra alquilada que no se distinguía de la ropa salvo al tacto... sabrás entender que, esto no es tan sencillo para mí.
Otra vez el pelo empapado que el secador de pared no pudo controlar y otra vez la Panamericana a ciento y pico... el domingo nos llama y se promedia; tenemos que volver a mentir.

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