domingo, 24 de enero de 2010

La sal entre la gente



Mataría por tener un segundo de soledad para llorar a lágrima viva, como diría Oliverio, pero no puedo entre estos. Por cada persona que pisa esta arena, una lágrima daría. Y no sería cualquier lágrima, sería discreta, sería eufórica, sería tristeza y emoción, brotaría hasta encontrar su curso.

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