domingo, 22 de abril de 2012

Historias del Trayecto XXVII: Enemigos íntimos

Y como si esto fuera poco, se le dio por averiguar si al séptimo día, la nostalgia se tomaba franco como el Todopoderoso.
Parece que con el correr de los años, construyeron una suerte de gps de la amargura que los imanta en cuestión de instantes.
Él tenía todo preparado; una venganza, frágil y poco inteligente. Ella fue al encuentro, cansada de reiterar, que lo hizo en son de paz.
Dentro de lo esperado por alguna de las partes, se encuentran las escenas en la calle, un balcón, gritos, vecinos curiosos y hasta un paquete de Elite. Dentro de lo inesperado; risas, escaleras y besos. Irónicos elementos, caras del mismo diamante en bruto que nunca supieron pulir.
Pero la sorpresa no deja de ser una de las caras; enajenados, se pararon de manos y se disputaron el cinturón, hubo empate, o los dos se retiraron de la pelea, no se sabe bien aún que pasó . Sus cabezas derrocharon masa encefálica en la cama y la cosa no dio para más. Fue mejor cruzar las cuatro piernas y rodear a un cenicero. 
Recién ahí el bobo se desperezó, y él se sinceró. Ella empezó a llorar. No podía creer que lo escuchaba hablar de otra mujer sin que se le estrujara el alma. Vomitaron en la cama, se ve que haber comido bronca les hizo mal. Reposaron sobre mota, les hizo bien. Él le arrancó una caricia, ella unos consejos. Se quedaron pasmados, boquiabiertos, se rieron, se volvieron a besar... esta vez con más ganas. 
Lo demás no hace falta contarlo, las coordenadas las saben, y la moraleja de esta historia interminable, también. 

Ese gran simulacro

Cada vez que nos dan clases de
amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de
amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros

en mi región hay calvarios de
ausencia
muñones de porvenir / arrabales
de duelo
pero también candores de
mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde
sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo
de otoño
sentimientos insoportablemente
actuales
que se niegan a morir allá en lo
oscuro

el olvido está lleno de memoria
que a veces no caben las
remembranzas
y hay que tirar rencores por la
borda
en el fondo el olvido es un gran
simulacro
nadie sabe ni puede / aunque
quiera / olvidar
un gran simulacro repleto de
fantasmas
esos romeros que peregrinan por
el olvido
como si fuese el camino de
santiago

el día o la noche en que el olvido
estalle
salte en pedazos o crepite /
los recuerdos atroces y de
maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por
el mundo
y esa verdad será que no hay
olvido


Mario Benedetti

lunes, 16 de abril de 2012

División de bienes

Algún, a él, uno.



Si algún suceso se dispara como excusa,
y en él
Atino a esbozar un vistazo
a ese todo que te conforma y dibuja
quizás allí, vuelva a oxigenarme.


Si por algún motivo,
esas trampas que tenés por ojos
llegan a tocar el mismo aire
por el que exhalo mi deseo,
los hechos quizás, jubilen a mis fantasías.


Si fuera posible comprobar
que la amargura de esta boca
podría saldar la curiosidad de tu olfato
y detener así tu juego incesante,
quizás así, elijas quedarte.


Nada te ata,
yo sólo tengo redes para mí imprudencia
tan sólo hago nudos con el destino,
como quien se enreda ante la pérdida de la lucidez,
ante la ganancia de lo que vale la pena perder.

lunes, 2 de abril de 2012