jueves, 20 de agosto de 2009

He descubierto un nuevo maestro


Les recomiendo el Blog del Señor Kioskerman, un gigante.
kioskerman.blogspot.com

La felicidad y la infelicidad son, para mi, cirscunstanciales.
Cuando las cosas andan bien, digo que estoy feliz.
Cuando las cosas me superan, en todo sentido, digo que no soy feliz.
No creo en ninguno de esos dos estados, por su lógica circunstancial.
Me resultan falsos.
No verdaderos.

Creo en el amor.
Creo en su no cirnscunstancialidad.
Porque el amor pude sentirlo, y mantenerlo en los buenos
y en los malos momentos.
Pude sentirlo y mantenerlo incluse en el momento más duro.
Y creo que es lo único que realmente voy a llevarme de este mundo.
Si es que me llevo algo de este mundo.

El arte es, para mi una expresión del amor.
O del odio, como contraposición del amor.
Mi objetivo con el arte es expresarme.
Nada más.
No me interesa otra cosa que la expresión y su comunicación.
En última instancia, no quiero tu dinero, solo tus sentidos,
por un instante.

Porque también creo que, a través de la comunicación de mi arte,
puedo transmitirle, parte del amor que le pongo, al mundo.
Creo que si todos hacemos esos, podemos dar indicios constantes.
Como estrellas que no cubren el negro,
pero que hacen el negro más llevadero.

Y al hacer arte puedo seguir amando y seguir conectado
con aquello que verdaderamente me importa.

No creo en la política, en la filosofía o la religión.
No creo en los sistemas económicos.
Utilizo todo eso por motivos estrictos de supervivencia.
Pero creo que todo eso, también es cirscunstancial.
Y en última instancia, me resulta falso.
No verdadero.

No creo en el arte como denuncia ni como una solución al dolor.
Creo en la posibilidad que me brinda el arte para expresarme.
Y creo en los indicios sobre el estado del amor puro,
que mi arte o el de cualquiera, puede dar.
Solo indicios.
Estrellas.

Como un poema leído en una trinchera.
Como un beso antes de morir.

Esas son todas mis creencias y ahí se terminan.
A partir de ese punto, ronda la duda,
la incertidumbre
y la capacidad de supervivencia.
Sin saber por qué ni para qué.

Al fin de cuentas, lo único que me queda,
es un abrazo en la oscuridad.


K.

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