jueves, 27 de agosto de 2009

Historias del trayecto I: Dos mundos que conviven en mí y no son míos


Son las diez y cuarto, hora convenida para el descanso de sus pies N°32. El andén tiene una mugre espesa, y sus manos no se quedan atrás. Pero eso no es impedimento para soñar. Aunque sea, cinco minutos al día, esta enana preciosa se toma un recreo, a la espera del tren en el que debe dar lástima para ganar algunas monedas, y ahorrarse unas cuantas trompadas de progenitores. La lapicera mágica estaba rota, la separó por piezas y tomó lo indispensable; con el cartucho y la punta se dispuso a garabatear esperanzas... a su izquierda, un diario del día que está por extinguirse, arrugado usado y descartado; La noticia que urgía en la portada gritaba lo último del Buenos Aires Fashion Week y las tendencias de los tendenciosos, la penitencia de los huecos, el alma máter de los materialistas. Tal vez me concentré en la tapa, hipócrita, sospechando que algo parecido a lo que llevaba esa esquelética estaría sobre mi cuerpo la temporada siguiente...¡Puta madre!

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