martes, 11 de agosto de 2009

Por amor (al ARTE)


Empecé este año con expectativas mixtas, (entre negativas y positivas, como sabrán menos por más es menos)... deducirán que me pudo el lado pesimista (por asi decirlo). Sin embargo, si hay algo que me fascina es llevarme chascos con la propia negatividad, cuando algo bueno aparece y se impone dándome un cachetazo. Esto representó para mí jugármela por la Escuelita el día en el que comenzaban las clases. Hacía un calor insoportable y después de hablar con Paula por teléfono me mandé a Cabildo a averiguar, cerré los ojos, hice un par de cuentas, busqué mentalmente en una suerte de GPS la ubicación geográfica de mis pinceles, acrílicos, hojas A3 y demás porquerías hermosas y sonreí.
Nota al "casi" Pie: Fue como cuando Homero quiso asaltar el minisuper, y ya se estaba comiendo el pancho...
Caí a la primer clase, la de Leo, y me terminé quedando...
Pero todo esto, ¿A qué carajo viene?... ¡Ah si!... a lo que vino el miércoles. De botas parecidas a las de lluvia y bañada en prototipos de modal, se inmiscuyó una muchachita de unos jóvenes tres de diez, con una sonrisa super auténtica. Hizo un juego de teatro y nos presentamos, me pareció astuta. Después se ganó el corazón de todos. Suena trillado y repetitivo, pero la puta, no me voy a cansar de reconocer a quien da todo lo que tiene cuando enseña. La docencia es un arte que pocos practican con decencia (si la afirmación se me permite). Nos contactó con un mundo ultrajado, hasta prostituído. Lo enarboló como si fuera una bandera digna de respetarse (y reconocerse).
Y hasta nos hizo emocionar. Cuando hago esta afirmación, lo digo de verdad. Quiero compartir con ustedes unos versos maravillosos, que nada tienen que ver con lo que vengo exponiendo, salvo por tener un mismo objetivo: que les llegue al corazón. (Con ellos hicimos un trabajo increíble). Secundándolo, uno de los más entrañables trovadores con los que hice el laburo en base a las primeras letras. En una de esas exponemos, avisaré más tarde.

Gracias Vero, no me voy a olvidar de vos. Nunca dudes de tu función.

Primo Levi (Turín, 1919-1987) nació en el seno de una familia judía asentada en Piamonte después de la expulsión de España en 1492. en 1941 se graduó en Química en la universidad de Turín y dos años más tarde se unió a la resistencia antifascista. Fue capturado y deportado a Auschwitz, donde trabajó como esclavo en una planta industrial.

Tras la liberación del campo por el Ejército Rojo en 1945 y después de una odisea por varios países de Europa oriental, regresó a Turín y publicó su primer testimonio sobre los campos de exterminio, Si esto es un hombre. Sus retos biográficos más tardíos, (La Tregua, 1963 y Los hundidos y los salvados, 1986) son otras tantas reflexiones sobre la experiencia del horror. Entre sus obras se encuentran además El sistema periódico, Si no ahora, ¿cuándo?, Historias naturales, La búsqueda de las raíces, La llave estrella y Lilít y otros relatos.


Si esto es un hombre

Ustedes que viven seguros

En sus casas calefaccionadas

Ustedes que encuentran, al volver por la noche,

La comida caliente y los rostros amigos:

Consideren si es un hombre

Quien trabaja en el barro

Quien no conoce la paz

Quien lucha por la mitad de un pan

Quien muere por un sí o por un no.

Consideren si es una mujer

Quien no tiene cabellos, ni nombre

Ni fuerzas para recordarlo.

Quien tiene vacía la mirada y frío el vientre

Como una rana invernal.

Piensen que todo esto ha sucedido,

Por eso, no olviden estas palabras.

Grávenselas en sus corazones

Al estar en casa, al ir por la calle,

Al acostarse, al levantarse;

Repítanselas a sus hijos.

Si no lo hacen:

Que sus casas se derrumben,

La enfermedad los imposibilite,

Que sus descendientes les den vuelta la cara.

Primo Levi


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La vida no vale nada

La vida no vale nada
si no es para perecer
porque otros puedan tener
lo que uno disfruta y ama.

La vida no vale nada
si yo me quedo sentado
después que he visto y soñado
que en todas partes me llaman.

La vida no vale nada
cuando otros se están matando
y yo sigo aquí cantando
cual si no pasara nada.

La vida no vale nada
si escucho un grito mortal
y no es capaz de tocar
mi corazón que se apaga.

La vida no vale nada
si ignoro que el asesino
cogió por otro camino
y prepara otra celada.

La vida no vale nada
si se sorprende a mi hermano
cuando supe de antemano
lo que se le preparaba.

La vida no vale nada
si cuatro caen por minuto
y al final por el abuso
se decide la jornada.

La vida no vale nada
si tengo que posponer
otro minuto de ser
y morirme en una cama.

La vida no vale nada
si, en fin, lo que me rodea
no puedo cambiar cual fuera
lo que tengo y que me ampara.

Y por eso, para mí,
la vida no vale nada.

Pablo Milanés



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