jueves, 25 de octubre de 2012

En la retina del tuerto


En la ciudad hay más frialdad que concreto // Ahí se los ve cruzar a los chicos Kevingston a mitad de cuadra, con semáforo en rojo y añorando en la vidriera de enfrente a un Rochas // En la esquina esperan atentas las lobas de Jackie Smith, mientras les salen lágrimas negras con gusto a rimmel financiado en doce cuotas. // El subterráneo es la perfecta analogía de aquel proletariado que se encierra todos los días entre caños de luz, gas y mierda para ascender, // Resulta ser que, ser alguien en la vida tiene que ver con esto. // Resulta ser, que a veces la infelicidad se viste de traje y corbata. // Al parecer, si el almuerzo provisto te retiene en la oficina para así ahorrarte de luz solar, te están haciendo un favor. // Me quejo, me venzo y me gano. // Porque no soy así, porque se que hay algo más. // Porque veo ciegos de ojos color Julio Argentino chocarse como cerdos embarrados. // Porque arrastran los grilletes de una realidad Blackberry que creen haber elegido. //  Porque papá me lo advirtió, porque mamá se merece un buen hijo, porque mi hermano se merece un buen ejemplo, porque yo, me quiero tanto tanto tanto, que no puedo menos que estar a la altura de la situación. // Tan sucia tenemos la boca de comer mierda, que disfrutar de la vida aún habiéndose sacrificado, es sinónimo de infancia, hippismo, vagancia, ancianidad o, peor aún, insanidad mental. // Lázaro -antes de morir, hazme el favor- levántate y anda.

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