domingo, 3 de enero de 2010

Ojos que ven, corazón que siente.

A las mil y quinientas de esta noche me voy a la cama -a pesar de esta lluvia que me mantiene en vilo- con una convicción: Cuando dos pares de ojos se imantan, no hay mucho más que hacer. Uno se encuentra realmente perdido.

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