domingo, 24 de junio de 2012

El día que murió Rodrigo


Sábado . Frío, inmundo. De esos días que tapado hasta la frente, negociás con uno mismo para abrir un ojo.  Primero abrí los oídos, después un ojo, y otro. Me despertó una vieja loca a los gritos, preguntaba "cómo olvidarlo". La aplaudían, agradecía con un nervioso acento cordobés.  "Se mató rodrigo" pregonaba Crónica, llovía el cielo, llovía en la cara de la gente. La Municipalidad de Lanús se infectó de tristeza, nadie parecía entender, salvo el potro que Pesquera encerró en un cajón. 
Algunos dicen que había comprado pasajes sin escalas, sabía que "era largo el camino". No tenía miedo, sacó carnet de socio en el Club de los 27, le sobraron condiciones de admisión. 
El inolvidable verano del 2000, le propuso sellar a fuego "La Movida", en Mar del Plata. "840" rebotaba en las paredes. Tragicómico resultó, que estando a 100 km, en Pinamar, y tras haber atravesado un ventanal corriendo, mi hermano menor coartó la promesa de mi viejo, llegando terriblemente tarde. El escenario vacío, la mugre de la multitud, el telón negro. La retina solo me lo pudo dar en pantallas. El bobo lo supo eterno.




  

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