Vengo de un amor en donde la piel que alguna vez ardió, hoy está más enferma que la del peor leproso. Creí estar parada en terreno firme, mirarme al espejo y poder reconocerme.Veo que fui crédula, tal vez, también en subestimarte. Me llamaste, insististe, miraste, buscaste encontraste y tuviste. Yo también tuve. Intercambiamos cuerpos enredados. Nos sentimos mucho más que bien.Quise aplacar tu angustia con el antídoto que viniste a buscar; creo que contiene un poco de madurez exótica. Tuve éxito. Ahora te me vas, para calmar tus caprichos.Y esa piel enferma a la mitad que es mía, se cae a pedazos. No distingue el roce verdadero, cae muerta; está exhausta.
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