Bien. Hace tres días, tuve un ataque de nerios, llanto, y demás patapúfates. Me encontraba absolutamente insoportable, no paraba de llorar. Suelo ser una especie de esponja y, la realidad es que venía acumulando de todos lados. Ese mismo día estuve a un metro de distancia de que se me cayera encima un andamio. Me temblaron las patas media cuadra.
Dos días más tarde, llamo al celular de mi vieja por razones muy distintas a las que mi llamado terminó siendo pertinente; mi viejo se había caído a una distancia de cinco metros, habiendo chocado una reja y aterrizando en la vereda de mi casa.
Algo hizo que no me sorprendiera... nada. Mi viejo necesitaba un límite en su vida... nunca supuse que iba a ser accidental. Para quien ve Lost, entenderá que apareció una suerte de Jacob, que de la nada lo atendió, lo diagnosticó y contactó a la par de mi mamá y los vecinos al same. Swiss Medical tardó más de 20 minutos en venir. Dijo que era de Loma Hermosa, un Dr. emergentólogo retirado hace un año... (...).
Con politraumatismo (de cráneo, inclusive), se lo llevaron a la Corporación que, una vez más demostró ser la cagada que es. Por suerte pasó la noche en la Clínica Olivos, donde lo trataron mucho mejor. A pesar del frío que sentí a partir de las seis de la tarde, a la mañana siguiente me desperté con la noticia de que le dieron el alta; jamás perdió el conocimiento, no tiene fisurás ni tampoco se quebró.
Cuando lo fuimos a buscar con mi hermano, nos esperaba con mi mamá en la puerta, parado, vestido y una sonrisa. Casi más me muero. Como dijo Diego, un titán.
Recibí gestos que me los llevo en el alma, en la cancha se ven los pingos, gracias. Lo más duro es, que hubiera dado cualquier cosa porque, las historias de quienes más se preocuparon, hubieran terminado asi. Cuando la parca te toca la nuca... no hay palabras que puedan explicarlo. Ser, o no ser.
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