Confesión
No se lo puede encasillar como hijo, ni siquiera como mascota...Pero debo confesar que estoy empezando a encariñarme demasiado con este espacio...Hago una revisión y, más tiempo pasa, más propio es.Me está definiendo demasiado...No es narcisismo, no señor; es desahogo. Es el ejercicio arduo pero a la vez placentero de volcar la inspiración, la mera realidad del corazón y la cabeza que va directo a los dedos al tipear.
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