Lolito volvía a ser un niño cuando, cansado de trabajar, se encontró con un demo de carreras de la X-Box recién salidito del horno. Su hijo le enseñaba a customizar una Ferrari.
Sin dudarlo, emitió:
-¡Rojo! (Miró para todos lados, y calmó su entusiasmo)
Ojo eh... que elijo rojo no de trolo; las Ferraris, son rojas.
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