La voluntad hizo quórum y me levanté. Abrí la puerta descalza, la madera fría, el olfato y la salsa del domingo a las doce. El baño gris, el espejo sucio, el mármol con pasta, la vejiga llena.
De vuelta a los amores y a la cama, el internet y la melancolía y notar que, en álbumes ajenos aparecías. El Almendares y el parque, el golfito y los sauces.
Hagamos un trato, tu sólo quédate. Ahí voy yo.

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