“Si realmente quieres ser creativo tienes que aprender el simple fenómeno de el arte por el arte mismo, no por ningún otro motivo. Entonces disfruta de todo lo que estás haciendo”
lunes, 30 de noviembre de 2009
Así como lo ven...
“Si realmente quieres ser creativo tienes que aprender el simple fenómeno de el arte por el arte mismo, no por ningún otro motivo. Entonces disfruta de todo lo que estás haciendo”
Top five adoletín's vergüenzed:
1) Indiscutible namber uan de la vida; Febrero de 2002: Miramar. Restaurant. Noche. Médanos en el fondo, juegos para chicos de madera altos, oscuros. Mi viejo me trata de puta porque no escuché que me llamaba, porque me había quedado con dos pendejos hablando de la vida. EL GARRÓN.
2) Las acusaciones en la fiesta del reenuentro de Bariloche.
3) Diciembre 2001: Haberle prestado mi vestido de "graduación" a Vlado para que sea el mejor disfrazado de mina y quedarme en pelotas en el baño para ganarle al "A". Eso sí, no tiene la misma gracia cuando tus viejos están en la fiesta...
4) Septiembre 2001: Las quince rosas rojas que me tocaron el timbre para mis quince...
5) Septiembre 2004: El primer contacto de tu noviecito con la flia...
Top five de los avergonzant's preadolecent moments:
Top five de los avergonzant's episodios chillhoodfantiles
jueves, 26 de noviembre de 2009
Me están jodiendo la vida (seh, Arjona.)
2) Cierto flaco que no transfieren en el laburo
3) Los proyectos cancelados
4) La crítica no constructiva
5) La envidia
6) La soberbia
7) Los kilos de más que no le vienen bien al puto verano
8) Los mosquitos
9) La falsedad
10)La pelotudez humana
Hoy, específicamente me jodieron:
1) El forro del negocio de las zapatillas
2) El de informática
3) El flaco del laburo
4) La vieja del 107
5) Los malos tratos
Yastá, ya me desahogué.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
martes, 24 de noviembre de 2009
lunes, 23 de noviembre de 2009
No rentable
domingo, 22 de noviembre de 2009
Confesión
No se lo puede encasillar como hijo, ni siquiera como mascota...
Pero debo confesar que estoy empezando a encariñarme demasiado con este espacio...
Hago una revisión y, más tiempo pasa, más propio es.
Me está definiendo demasiado...
No es narcisismo, no señor; es desahogo. Es el ejercicio arduo pero a la vez placentero de volcar la inspiración, la mera realidad del corazón y la cabeza que va directo a los dedos al tipear.
sábado, 21 de noviembre de 2009
Fotos
Desde adentro (Piloto de Charlas con la Abuela)
¿Cuáles son los parámetros que determinan si tuvimos un buen día? ¿Tenemos que basarnos en nuestra propia vida?
Sucede que, cuando caemos en el "consuelo" o en la "reflexión", en general, son construcciones hechas en base a vidas ajenas, con menos fortuna, etc.
¿Seremos desagradecidos si no lo vemos de ese modo?
¿Acaso el conformismo va de la mano de la mediocridad y la aceptación de la mano del optimismo?
Resulta difícil hallarse dentro de una forma de pensamiento en particular, tomar las riendas y hacerse cargo de lo que nos pasa...
Cosa un poco aparte... como siempre, mi abuela tuvo razón.
Millones de veces, desde que tengo uso de razón me dijo:
"¿Sabés qué pasa, hijita? ¡No sabés vivir!"
jueves, 19 de noviembre de 2009
De la 32 a la 34
Los días son cada vez más difíciles con esta incapacidad. No se para quién, pero escribo mis memorias. Comienzo a escribir de esta forma, mi querido diario, simplemente porque suelo cuestionarme el tiempo que paso escribiendo… más aún después de este accidente que me tiene postrado frente a una ventana todo el día, mi única distracción.
Hoy particularmente, mi diversión pasó por posar mi vista en las ventanas 32, 33 y 34 (contadas decenas de veces, de abajo hacia arriba con vista al callejón que tenemos en común con el edificio de enfrente) de donde provienen estos vecinos tan raros. Y los acuso de ser gente extraña porque después de horas de observación y chusmerío para con tantos vecinos, como personajes de novelas que no terminan nunca, siempre tengo registro de una sucesión de hechos que me termina cerrando. Pero ellos son la excepción. Me cuesta un poco seguir el hilo en su historia, porque las novelas que armo son mudas, y el audio pasa por mi imaginación.
Ellos son dos. Se cae de maduro, son pareja. Ella es joven y refinada, por la ventana 32 puede verse un placard inmenso, lleno de ropa moderna. Él en cambio es muy clásico, diría hasta rústico. Hace ademanes de bruto todo el tiempo, parece ser violento, sobre todo con ella. Le llevará quince años por lo menos.
Hoy el living a las cuatro de la tarde estaba vacío. Me resultó raro por ser martes, siempre a esa hora la ventana 32 está tapada con las cortinas blancas, por lo que puede verse los contornos de los cuerpos en contraste con la lámpara de la mesa de luz de ella… siempre en compañía de un joven, le veo cara cuando lo despide en el living;. Me resultaba conocido, hasta que me di cuenta porqué; Antes de accidentarme lo veía en el palier de su edificio con overol, seguro es el portero.
Ella entró más tarde sola, como a las siete… ya empezaba a oscurecer y me favoreció la visión en cuanto encendió las luces de las habitaciones. Por sorpresa para ella (por la cara que le vi) y hasta incluso para mí, el marido la estaba esperando a oscuras en la pieza. Fue muy astuto o me agarró distraído, debe haber llegado temprano del trabajo, justo cuando fui al baño a mitad de la tarde. Se saludaron en la 33, la ventana que da al living comedor. Ella parecía nerviosa, como fuera de cálculo. Se sentaron a conversar y fue ahí cuando lamenté no contar con una tecnología más avanzada que estos binoculares… ¡Cuándo los inventarán con micrófono! No tardaron ni cinco minutos cuando los rostros se fueron deformando. De nervios pasaron a enojo, de enojo a ira, furia, algo parecido al despecho. Ella quiso llorar, se apoyó en la mesa a descansar un poco la cara que parecía haberse esforzado en mentir demasiado. Él se levantó dando un golpe que, del estruendo fue lo único que llegó a mis oídos, a bastantes metros de distancia. De la 33 paso a la 34, donde caminó en círculos un rato, como tomando envión, y allí, en el living, parece haberse decidido. Sobre todo cuando ella lo fue a buscar, atinando evitar su caminata circular. En respuesta, él la cacheteó, por lo que se ve muy fuertemente.
No se lo vio por un tiempo largo. De la 34 pasó dando zancadas a la 32. La ventana herméticamente cerrada y el silencio infinito. Desde el living, en la última ventana ella tomó el inalámbrico de un arrebato y cortó. Parece haberse arrepentido del llamado… o no le contestaron, no se. Tomó un poco de whisky y se quedó dormida. Se despertó como a la media hora, me intrigaban cada vez más, porque para mí los dos permanecían inmóviles en mi novela personal. De un portazo la despertó, llevaba un bolso que apenas cerraba. Se ve que lo armó en el momento, me imagino el desastre de ropa tirada, entre la escogida hecha un bollo y la descartada en la alfombra. Hubiera dado mi otra pierna por saber qué se dijeron en ese instante, pero fue lo último. Evidentemente provocó que él se fuera.
martes, 17 de noviembre de 2009
domingo, 15 de noviembre de 2009
Cierre
sábado, 14 de noviembre de 2009
viernes, 13 de noviembre de 2009
Frases que me hacen sonreir
martes, 10 de noviembre de 2009
Me persigue esa puta sensación
¿Nunca les pasó que, al cumplirse un lapso determinado (ya sea un día, una semana, un mes) de algún suceso que los haya marcado, repasan hora y minuto respecto de lo que hayan estado haciendo exactamente el día/semana/mes pasado?
Esa sensación me persigue desde mi preadolescencia y no me la puedo sacar de encima...
¿Seré víctima de la emoción y la nostalgia?
¿O sólo de la pelotudez humana?
lunes, 9 de noviembre de 2009
Realidad
Desde que uno emprende el viaje al comienzo del día, cree tener todo calculado. Pues estoy convencida que tanto los peores -como los mejores- días, son los que se van dando "como quien quiere la cosa" sobre la marcha.
Está buenísimo no saber qué nos deparará ni el mismísimo día al levantarnos de la cama...
Quién sabe...
jueves, 5 de noviembre de 2009
Hoy
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Historias del trayecto V: Nada, nadie.
Me indigné, como era de esperar... pero por algo más. NADIE se movía. Parecía que, la mayor molestia no era lo injusto y doloso de la situación en sí misma, sino que la imagen no era confortable a sus ojos, ni a sus oídos claro. Pues déjenme deciros (pensé): transeúntes, somos una manga de hijos de puta.
Un pibe con la camiseta de entrenamiento de River me miraba con una cara de orto terrible, con un dejo de impotencia... sentí que por ser mujer me pidió con la mirada que me metiera de alguna manera.
Hasta aca con la escena básica. Me desesperé cuando la piba dejó en la rampa de acceso al andén a la criaturita sola. Llorando. SOLA. Con miedo, mirando a su alrededor con unos ojitos desbordados que no superaban en lo absoluto el metro de altura. Se balanceaba de un lado al orto, con las zapatillitas en ángulo obtuso y desequilibradas, todavía sin saber muy bien caminar. Tenía la cara empapada, sus diez deditos de la mano enredándose de los nervios.
Corrí. Salté las escaleras temiendo que saliera corriendo para cualquier lado... a un metro tenía la línea amarilla del anden que da a las vías, por supuesto. No me acerqué mucho para que no se asustara, pero sí para que no pasara para ese lado. Traté de hacerme entender, le hice muecas, ruiditos para que me mirara. Me pegó sus ojitos en la cara con mucho miedo, le dije que no llorara, que ya venía su mamá. Pues, la mocosa no lo era, creo que tampoco tenía parentesco alguno, al llegar la oí a grito pelado decirle a la piojita "Callate, no te quiero escuchar más. Ya va a venir tu mamá". Seguía llorando, con miedo, sin fuerzas.
La pendeja sale de un pasillo, donde está el baño de mujeres, quizas tampoco tuvo quien la tratara mejor... con dos gramos más de paciencia la busca para alzarla, y se la quiere llevar al baño.
Fue ahi cuando volvió a clavarme esa mirada. Letal. Revolví mi cartera, y con un pañuelo descartable en la mano me metí en el pasillo, y le dije a la piba que no la hiciera llorar más, que asi no se iba a calmar, y le invadí a la pioja la cabecita con mi mano. Sólo con acariciarla se silenció. Traté de sonarle la nariz de varias formas, pero no hubo caso. Sospecho que nadie había tratado antes. Por eso no resultó mucho, más para que sintiera que le estaban haciendo un mimo, que a mi entender era prioridad en sus necesidades. Una caricia, una palabra de tranquilidad. Saber que su mamá estaba en camino, que no llore que ya iba a pasar. TODOS, en nuestra vida necesitamos que alguien nos diga que tal cosa "va a pasar". Quien la tenía en brazos bajó el copete indefectiblemente, y las luces y bocinas del tren me hicieron subir la escalera al andén. Me quedo con la imagen de esta belleza que me perforó la semana y el miércoles, apoyándose en el hombro de la piba casi, en posición fetal, hecha un pollito mojado.
Me arden los ojos de llorar, hay cosas que nunca voy a entender. Al menos me fui sabiendo que esa divinura dejó de sufrir un poquito para dejarse regalar una caricia.
Para quienes vieron "Y desapareció una noche" (Gone baby gone), sepan que entiendo a Morgan Freeman. Y que hoy estuve a un milímetro de hacer lo mismo. Me importaba nada un carajo.
martes, 3 de noviembre de 2009
Papel
Estas son letras, carajo (Parte uno)
Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver
no habrá más penas ni olvidos.
El farolito de la calle en que nací
fue centinela de mis promesas de amor;
bajo su quieta lucecita yo la ví
a mi pebeta luminosa como un sol.
Hoy, que la suerte quiere que te vuelva a ver,
ciudad porteña de mi único querer,
y oigo la queja de un bandoneón,
dentro del pecho pide rienda el corazón.
Mi Buenos Aires,
tierra querida.
donde mi vida terminaré.
bajo tu amparo
no hay desengaños,
vuelan los años,
se olvida el dolor...
En caravana
los recuerdos pasan
con una estela
dulce emoción.
Quiero que sepas
que al evocarte
se van las penas
del corazón.
La ventanita de mi calle de arrabal,
donde sonríe una muchachita en flor,
quiero de nuevo yo volver a contemplar
aquellos ojos que acarician al mirar.
En la cortada más maleva una canción
dice su ruego de coraje y de pasión.
Una promesa y un suspirar
borró una lágrima de pena aquel cantar.
Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver
no habrá más penas ni olvido.