sábado, 31 de octubre de 2009
Tengo fascinación por las fotos antiguas
Historias del trayecto IV: Musa
Tengo 20 minutos para escribir esto en estado de "musa", arriba del tren. Hoy no tronaron mis tacos en el andén, tenía unos chinos muy cómodos, de corcho, rebotan lo justo. Hablaba con mi hermano por celular, me pidió mis coordenadas. Le avisé que iría al encuentro en el lapso que tengo para redactar. Es preciso gastar tinta y tiempo por esos ojos.
¡Qué lo parió!, tuve que tornar mi cabeza en sentido horario 1/4 para el replay. Cigarrillo en mano, lo celeste, turquesa, diría yo, se confundió con el humo ascendente. Sabía que nos habíamos gustado al segundo, no como algo que mereciese un contrato, sino como algo parecido a una muestra gratis de las que te dan en el supermercado y te quedás con ganas de más. Claro está que... reunen sentidos mucho más tentadores que la vista, y en este caso son alimento para el estómago.
Estaba con un amigo, tenían ropa y peinado formal, o esos que intentan serlo, porque se dificulta con el pelo crespo y largo. Las luces amarillas dejaron de ser ténues cuando por cuestiones físicas y de perspectiva fueron más grandes a la vista. Elegí la misma puerta del tren a destino en común, tomando la delantera, me elogió, sonreí, me senté.
Supongo que su pucho se apagó a la par de nuestro coqueteo, porque no lo ví más. Lo busqué en lo que restaba de asientos y vagones faltandome dos estaciones para llegar al encuentro con mi hermano. Supongo que no me va a fallar la memoria para reconocerlo si me lo vuelvo a cruzar...
jueves, 29 de octubre de 2009
Instrumento
martes, 27 de octubre de 2009
Observación
Lo poco que se puede sacar de una revista de domingo (Frase)
lunes, 26 de octubre de 2009
Cómo te quiero, Villa Ballesta
Las luces alquiladas
El mensaje de texto que él mandó tras bambalinas
La vieja que tarareaba a penas el cantor apareció en escena
Los zapatitos recien lustrados, charol al negro vivo del que toca el órgano eléctrico
Un ploteo de fondo que dice "120 años"
Las bolsas de pirotecnia y entusiasmo que llevan los bomberos voluntarios
Un pueblo que tiene algo de entrañable... y ese "que se yo"...
Me remito a mi angelito, como siempre
Otra vez mis tacos vuelven a hacer ruido, pero esta vez sobre la vereda frente a la puta quinta de Olivos. Donde te vi por última vez.. en fin, eso se puede discutir.
Me tildé en la vidriera de al lado... me imaginé a tus viejos en esos sillones verde loro inmundos... volví a ver el dolor pero en caras ajenas... "es un lugar de alquiler", me dije.
¿Dónde andarás, atorranta?
Cada vez me parezco más a vos, no se si fue adrede, no se si es parte de mi camino natural, de lo que llevo adentro... de mis elecciones.
Sólo se que quisiera poder compartirlo con vos.
domingo, 25 de octubre de 2009
Fue raro
Resulta que, asistí con mucho gusto a un recital de mujeres de múltiple edad, en llamas. Es natural emocionarse, como lo hice por años, cuando tenía por quien llorar. Y hoy, para sorpresa mía, como esas confirmaciones que a uno le vienen desde las tripas, mariconié, si.. pero porque me conecté con la Violeta que lloraba y sufría... hace un tiempo. Fue raro no tener a quien dedicarle ciertas piezas musicales de lo más comerciales... pero a la vez fue refrescante para el alma solterona que me toca en suerte.
Máxima de una mujer cualquiera
LOS HOMBRES QUE SACUDEN LA COPA TRATANDO DE SEDUCIR, NO LLEGAN AL SEGUNDO POLVO.
Existe una especie dentro de la raza humana, específicamente dentro del sexo masculino, que se jacta de tener aptitudes que los distinguen dentro del arte de la conquista. Decimos arte de acuerdo a la acepción referida a la habilidad, pues, gracias a una cultura general rica y a una verborragia digna de un político en campaña, estos hombres hacen de su discurso un desesperado intento por demostrar que son "El libro gordo de Petete". Paradójicamente y volviendo a citarlo, existe la posibilidad de que esto sea inversamente proporcional al handicap de su Petete.
En detrimento a lo mencionado, utilizarán cualquier artimaña para seducir a quien tienen enfrente, interpretando un rol (entre erudito y macho man), no dejando dudas acerca de su fuerte masculinidad. De esta manera, la fémina en cuestión pone a ejercitar sus ratones y toma partida en el juego, también dejándose llevar.
Por acceso de ambas partes, se concreta una cita, planteándose el campo de batalla. Las estrategias son múltiples y el sabelotodo en cuestión se venderá como especialista de disciplinas tan discímiles como aeromodelismo o filatelia. Se creerá etólogo, y sin ningún reparo en el sentido del ridículo, mecerá en forma circular la copa de vino, tal como lo vió en El Gourmet el sábado a la noche anterior, luego de haber sido rechazado por toda su agenda femenina. Pizza y cerveza tibias; los únicos testigos de aquella noche de duro entrenamiento ; todo sea por tener un as bajo la manga cuando más se lo necesita. Por credulidad o falta de atención, la fémina en cuestión caerá rendida ante semejante intento de dandy, para luego, trágicamente y por sorpresa tirar por la borda a todos sus ratoncitos cuando, en el despojo final de las máscaras, es decir -al desnudo- su gentleman sólo pueda sacudir con efecto una insulsa copa de vino, deseando ser una más en la agenda de las bajas para el sábado siguiente.
Como conclusión de este fenómeno, la máxima en cuestión sostiene que "Todo hombre que sacude la copa de vino tratando de seducir, no llega al segundo polvo".
miércoles, 21 de octubre de 2009
martes, 20 de octubre de 2009
Los ojos celestes de la docencia
Y como dentro de las cosas que no voy a borrar nunca, tengo la necesidad de agrupar y volcar, como ejercicio inmediato.
Tengo en la retina un celeste vidrioso, resguardado por unas pestañas llenas de rimmel negro. Un rostro poroso, huellas del pucho, que a cada paso se hacía notar, como en el olor de las hojas N°3 corregidas con algún puntillismo de café y Pilot verde N°5. O en tu voz ronca de locutora clásica, inconfundible; hasta cuando nos cagabas a gritos (y lo digo bien, o lo tipeo en su defecto).
Llevabas un guardapolvo moderno, con unas terminaciones muy bonitas, el jean claro con las botas marrones asomándose... o una lección de solero y piernas de ocho lustros con la que a más de una veintiañera le pasaste el trapo... te gustaba tomar sol, y usar cadenitas. Las uñas bien prolijas, siempre cortas y con la base de las francesitas.
Esa eras vos físicamente Alicia, pero qué decir de tu adentro...
Fuiste mi señorita de la vida, mi maestra, la que respetó hasta mi apodo al andar por la calle, y reconocerme mujer.
No te quedaste en las fracciones y los diptongos. Hubo enseñanza de vida latente.
Me y nos trataste como persona/s, y no como a una nena-obejto-a-educar. Nos hablaste de igual a igual y lloraste con nosotros, nos retaste, nos guiaste. Hiciste lo menos detestable posible a la didáctica de esa etapa.
Pero te nos fuiste tan rápido de gira, Seño... ¡la puta!... cómo te lloré...Qué bueno que la conociste a Len en plena decena.
No es casualidad la placa que te pusieron a metros de la del abuelo...
domingo, 18 de octubre de 2009
miércoles, 14 de octubre de 2009
La fe de los ratones
Se soltó el pelo, se pintó con una muestra gratis de brillo labial y se aprobó en su reflejo del espejo de farmacia... Programó estratégicamente el recorrido en bis de cinco cuadras a la redonda... Miró el reloj tantas veces como pestañearon sus ojos cansados detrás de los lentes ahumados... Masticó el chicle sabor hastío y lo colocó en el paladar, en contra de su gusto... Marcó un número al azar y se dispuso a charlar del tiempo y de las malas caras, innecesariamente... Necesitó una pose y el teléfono público la ayudó a ponerse menos incómoda... Cambió la forma en la que sus brazos le colgaban o cruzaban a la velocidad del segundero...
Todo esto... sólo para verlo pasar...
Pequeñas grandes cuestiones marketineras
martes, 13 de octubre de 2009
No soy sabinera, pero esto se merece un espacio.
Violetas para Mercedes
Se nos murió la gran dama,
Negra Sosa, pacha mama
de Corrientes,
que bordó puntos y comas
en las prisas del idioma
de la gente.
Martina Fierro de ley
que sin dios, patria ni rey
tiró p'alante,
antes de decir adiós
me propuso un blues a dos
voces distantes,
distintas, y, sin embargo,
cerquita del ron amargo
que consuela,
que abruma, que mortifica,
que suma, que santifica,
que desvela.
Cuando rompió la baraja,
hizo del bombo su caja
de Pandora,
entre el mestizo y el yanqui
se quedaba con Yupanqui
hasta la aurora.
Todos menos uno, dijo,
provocando el acertijo
de Cosquín,
militante del futuro,
no pudo con ella el murode Berlín.
Canto ancestral de Argentina,
la más frutal de las minas,
todo es nada,
no sabe cómo la lloro,
desafinando en el coro
de las hadas.
Madrina de los roqueros
más intrusos, más villeros,
menos brutos;
en calle melancolía
mi letra y su melodía
visten de luto.
Más de una vez la besé
pero nunca olvidaré
la noche aquella:
aquel piano y su voz
y mi sonanta y la coz
de las estrellas.
Me aterran las despedidas
pero gracias a la vida
de Violeta,
Mercedes inventó el son
que duerme en el corazón
de los poetas
Joaquín Sabina, La Chacarita, septiembre 2009
lunes, 12 de octubre de 2009
martes, 6 de octubre de 2009
Confío en que llegue
Hace rato que quiero dedicarte un posteo. Por un lado no quise que esto fuera un desfile de gente que ya no está, para no cansar al buen lector que se presta a esto. Por otro, quise darte tu espacio. Más que ganado, más que merecido.
Hoy quiero usar el teclado para bien. Como herramienta funcional y no como el objeto donde rebotan mis lágrimas (voy a tratar de reducirlas, quizás desahogándome). Hoy quiero que te acuerdes de la loquita menor de tu sobrina. Como me acuerdo yo, desde otro lugar... más "terrenal".
La vida no te dejó ser viejo, y eso en parte me consoló, no combinaba lo geronte con tu espíritu libre. Eras como un rockero intelectual, y eso me gustaba. Jamás intrascendente, verborrágico, irritable y hasta irritante más de una vez. El peor de los suegros al comienzo... siempre diste con el perfil (en sumatoria) de Robert De Niro, Sandro y Don Corleone. Me resultás eterno (perdón, no es un error literario, no puedo poner esta frase en pasado). Y te siento en el alma tío, no puedo referirme a vos como algo que ya pasó. Es como que me quedaron mil libros por analizar y un millón de películas por criticar... junto a vos. Tengo veintitrés, pero a la vez, tantos quince años como fueran necesarios, para que vuelvas a darme el abrazo que tengo lacrado por encima del vestido chicle después de abrir la puerta del salón... tengo también diecinueve cuando te enojaste porque nadie me había enseñado a manejar y vos decidiste hacer lo contrario... tengo veinte cuando te enorgulleciste (si está mal conjugado pido disculpas) al verme bailar después de viajar hasta la loma del orto... tengo ventiuno cuando digitaste cómo se debía pintar mi pieza nueva...y tengo veintitrés otra vez. Quiero que suene otra vez el timbre de mi casa de la misma insoportable forma, y soportarla, corriendo hasta el portón para ver unos ojitos chinos como paréntesis acostados. Mi gran referente, otro abrazo más. Gracias por elegirme en cierta forma.
lunes, 5 de octubre de 2009
domingo, 4 de octubre de 2009
Conexiones
Lo leí por ahí
Ya estaba lista. A pesar de saber cuánto le fastidia la luz, entro al cuarto tratando de no hacer ruido. A penas sobra un espacio para sentarme a su izquierda, duerme como un condenado, con los brazos en cruz y la cabeza opuesta a mí. No me atreví siquiera a tocarle la nuca, sentí que iba a quedar muy pegajosa. Le susurré que me abriera; me sugirió que me quede, pidiéndome que le acariciara la espalda. Supuse como una idiota que me leyó la mente; la realidad es que hasta el peor ser humano necesita una caricia. Me pudo. Me sentenció a que así fuera rodeándome con el brazo... los ojos brillosos y las uñas rozándole la espalda tan suavemente como nunca en su vida. No pude contener ese sentimiento contaminante, generalmente segregado por féminas, llamado ternura. Si, lo acepto, me ahogó de ternura ver cómo se quedaba dormido de nuevo. Me engañó una vez más. Me abrazó; me contuvo para que no me fuera, seguimos durmiendo a destiempo. Éramos dos cuerpos cóncavos, cuando más tarde me desperté escuchándole el corazón por la espalda... Volví a abrir la puerta después de verle los labios con la boca y me fui a descansar el pecho.